El motor de mi Samurai acababa de hacer el peor ruido que había escuchado de un auto en mi vida, como si hubieran cambiado la gasolina por clavos. Días después el mecánico me dijo que el motor se había fundido y que tendría que esperar al menos dos meses para tenerlo de vuelta. Me costaría dos meses y los pocos ahorros que tenía.

En retrospectiva, todas las señales del inminente desastre estaban ahí. El auto quemaba aceite hace años, el indicador de temperatura no funcionaba y nunca le había hecho las reparaciones correspondientes por, irónicamente, ser muy costosas.

Emprender es como tener un auto. Para partir necesitamos uno que ande y que nos lleve, ojalá de la forma más barata posible, al lugar que queramos ir. En un principio no necesitamos ir muy rápido porque no sabemos a qué lugar vamos. No necesitamos saber cuánta gasolina le queda al estanque ni cuántos kilómetros hemos recorrido; las distancias son tan cortas que podemos sacar la cuenta en la cabeza. Necesitamos un Samurai todo terreno que nos ayude a abrir caminos y a encontrar el que queremos seguir, pero al mismo tiempo que sea barato y simple de usar.

El problema es que, a pesar de que un Samurai es muy bueno para abrir nuevos caminos, no es el mejor si encontramos una carretera y destino claro. A más de 100 km/hr los Samurai se vuelven muy inestables y no pueden ir mucho más rápido -el velocímetro sólo llega a 140. Aún al manejar con cuidado corremos el riesgo de que el motor se funda, al no contar con un tacómetro o buenos sensores de temperatura.

Muchos emprendedores que logran encontrar un modelo de negocios escalable y rentable, se encuentran con un escenario parecido. Al no contar con la infraestructura ni los indicadores necesarios, corren el riesgo de perder el control de sus empresas o de desperdiciar recursos clave.

En un principio manejar la empresa es más fácil, se avanza más lento y la información es poca. El desafío para crecer de forma sustentable es grande: se necesita convertir al Samurai en un BMW, sin detenerse, mientras se avanza a más de 140 km/hr.

En Cumplo llevamos 3 años de historia, en los cuales hemos logrado construir la red de financiamiento colaborativo más grande de Latinoamérica. Tenemos más de 35.000 usuarios registrados, 1.600 inversionistas y estamos creciendo con mucha rapidez -durante los últimos 6 meses se ha financiado la mitad de los montos transados desde que nació Cumplo. Hemos encontrado nuestra carretera y tenemos un destino claro, ahora nuestros esfuerzos están en convertir nuestro Samurai en un BMW.

Estamos trabajando arduamente para mejorar nuestros procesos y procedimientos, en todas las áreas de la empresa, para mejorar la experiencia de todos nuestros clientes, solicitantes e inversionistas. Estamos redefiniendo las formas en que nos comunicamos con ellos y mejorando los procedimientos operacionales, buscando una mejor calidad en nuestro servicio.

Por otro lado, tal como es necesario contar con un buen panel de control en un auto, necesitamos un buen panel de control para la empresa. Desarrollamos indicadores clave que nos ayuden no sólo a medir nuestro desempeño, también que se transformen fácilmente en acciones inmediatas. Tal como saber que al faltar gasolina tenemos que ir a una estación de servicio, nuestros indicadores se transforman fácilmente en acciones que ayuden a mejorarlos.

Al emprender, tal como con nuestros autos, tenemos que estar atentos a nuestras métricas de desempeño. Los desafíos son gigantes y muchas veces no contamos con toda la información necesaria, pero si trabajamos de forma rigurosa y metódica para idear, monitorear y accionar indicadores en todos los niveles de la organización, nuestras empresas van a correr como un auto de fórmula uno.

En Cumplo hemos trabajando para lograrlo y lo seguiremos haciendo, ¿Cómo lo han hecho ustedes con sus emprendimientos? ¿Con qué problemas se han encontrado?